El edificio de la Facultad de Documentación, Odontología y Comunicación Audiovisual de la Universidad de Granada, en Cartuja, tiene infinidad de mitos y leyendas alimentados por su pasado como hospital de la orden Jesuita. Las historias de fantasmas, de luces que se encienden solas, objetos que cambian de sitio y sombras que se pasean por los jardines del imponente edificio al caer la noche, pasan de boca en boca, de alumnos a profesores, de limpiadoras a conserjes.
Dos voces destacan sobre el resto en el edificio, Antonio Álvarez, coordinador del servicio de conserjería en Odontología, y Ana Aguado, limpiadora. Ambos llevan muchos años unidos al edificio y, escucharles, resulta espeluznante.
Antonio asegura que “nunca más” volverá a entrar, él solo, al edificio. “Hasta tres veces, en tres días festivos, he sentido cosas muy raras”. Lo que más le da que pensar es encontrarse el único ascensor que da acceso al museo de Odontología, en la tercera planta, abierto. “Cuando es imposible, porque no se usa nunca, para nada, y está detrás de una cortina”.
Pero el más asombroso es el relato de Ana, de 72 años, que recuerda el diálogo que mantuvo, en 1992, con dos espectros que paseaban por la facultad. “Les escuchaba hablar del edificio, de cómo ellos trabajaban allí cuando era hospital y, de repente, me giré y ya no estaban. Todas las puertas, todas, estaban cerradas. No se abrió nada”.
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Esther Colero wrote:
para k kieres saber eso jaja saludos